lunes, 18 de noviembre de 2013

Los efectos del tifón de Filipinas.

"Es como si hubieran lanzado bombas nucleares". Así describen los trabajadores de la red de Cáritas en Filipinas la situación en el país tras el paso del súper tifón Haiyan que azotó el archipiélago el pasado viernes. No son los únicos, el personal desplazado de organizaciones como Plan España, Médicos Sin Fronteras o Médicos del Mundo aporta un panorama de absoluta devastación en el que la ayuda difícilmente puede abrirse camino.
Según Naciones Unidas, más de nueve millones de personas están afectadas por el tifón Haiyan en nueve regiones. Al menos 10.000 han muerto y al menos 618.175 han sido desplazadas. De ellas, cerca de medio millón se han instalado en 1.458 centros de evacuación. La ciudad de Tacloban, una de las más dañadas, sigue sin agua corriente, sin electricidad y con escasez de alimentos."El hospital regional está desbordado de pacientes que necesitan ayuda. Hay muertos por todas partes. No hay agua ni energía. Los voluntarios están tratando de gestionar este desastre. Es como si hubieran lanzado bombas nucleares", ha dicho en Tacloban City, en Leyte, el miembro del personal de Caritas Filipinas Rey Barnido.

La red Caritas está en pleno proceso de movilización contra reloj de recursos para ayudar a los damnificados en las zonas más afectadas. Se calcula que hay al menos 3,6 millones de personas concentradas en una vasta franja de 50 kilómetros de ancho sobre la ruta directa seguida por el tifón que necesitan ayuda urgente. Sus primeros informes hablan de caminos llenos de escombros, viviendas resultan inhabitables y numerosos edificios destruidos. Según explica, en la isla de Sama, de 700.000 habitantes, el primer lugar de Filipinas donde la tormenta tocó tierra, se han confirmado ya cientos de muertos y miles de desaparecidos.Mientras, Giporlos y Catbalogan han informado que están "totalmente destruidos" y 2.000 personas figuran como desaparecidas en Basey. "Estamos recibiendo informes de Panay y Biliran diciéndonos que la situación allí es muy grave, con viviendas arrasadas y muchas bajas. Los damnificados carecen de las necesidades básicas", señala el responsable de Cáritas en Filipinas, el padre Gariguez.

Desde Médicos Sin Fronteras los esfuerzos se están centrando en llegar a Tacloban, donde la ayuda difícilmente se abre camino con el aeropuerto prácticamente cerrado, la persistencia de lluvias torrenciales y las carreteras destrozadas. "La situación es catastrófica, es un caos total", explica la coordinadora de emergencias de MSF en Filipinas, la doctora Natasha Reyes.

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